Reportaje: Plan de Fomento de la Lectura en la Primera Infancia, no es un juego de niños

La administración de Sebastián Piñera pretendió estrechar la relación entre niños y libros por medio del programa Lee Chile Lee. Su ejecución, aplicación y los beneficios que tiene la lectura en los primeros años de vida, retratados en los jardines infantiles de la Comuna de Jaoquín.

Por Guillermo Soriano

Es viernes y Doris Cifuentes, directora del jardín Infantil Los Alerces, o la tía Doris como le dicen los niños, saca de su oficina un tambor forrado en cartulina morada donde escrito con plumón negro y detalles brillantes en los bordes de las letras, dice: Buzón de libros. Adentro de él, más de una veintena de títulos dispuestos por “Nacidos para leer” (Programa incentivado por la administración de Michelle Bachelet y que de él, ahora sólo queda el buzón) esperan ser elegidos por los padres que pasan a buscar a sus hijos al establecimiento ubicado en la comuna de San Joaquín.

Ya en la entrada, donde algunos papás encuentran con la mirada a sus hijos que se forman en el centro del patio preparándose para salir, otros en tanto se saludan al reconocerse. Mientras que el “Buzón de los libros” llama la atención de algunos pocos que se acercan a observar las coloridas portadas de los títulos que se encuentran en él.

Una de ellas es Wilda Vigo, quién reconoce que los elige simplemente por gusto: “A veces influye el título y la presentación del libro, como este por ejemplo “Bichitos curiosos”. Lo llevé para la casa y el Iker se entretuvo mientras escuchaba la historia de la abeja Teresa y del pollito Benito”.  La tía Doris, ubicada junto al buzón como todos los viernes, interviene en la conversación: “Wilda por ejemplo, es una de nuestras mamitas que más se interesan por acercar los libros a su hijo y eso se nota en la atención que él pone cuando las tías les cuentan un cuento”. Hasta que Iker Castillo,  con la misma actitud del portero de la selección española, pero con tan sólo 3 años de edad y cargando una mochila de Ben10 que parece ser más pesada que él, entra en escena feliz y con la trompa estirada para saludar a su madre con un beso.

Wilda Vigo según Doris Cifuentes, “es una muestra de lo que realmente debiese ocurrir con todos nuestros apoderados. Pero al ser algo tan personal, una decisión que ella toma motivada por la preocupación o cariño para que su hijo aprenda algo más que jugar a la pelota, es difícil de contagiar”.

Actualmente el jardín cuenta con 100 niños, todos con personalidades diferentes, pero con realidades similares: “Podría decirte que un gran número de los papitos que tienen a sus hijos en nuestro jardín no terminó 4to medio y eso lo sabemos y se nota desde su modo para expresarse hasta cómo entienden los ejercicios que les damos para trabajen en sus casas”. Y agrega: “Por eso muchos papás nos dicen que no se llevan un libro del buzón porque no tienen tiempo para leérselos a sus hijos”

La importancia de fomentar la lectura en la primera infancia

La existencia de un Plan de Fomento de la Lectura es un compromiso que asume el Gobierno con el desarrollo del país. Diseñado a partir de la metodología del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC),  las líneas estratégicas transversales de Lee Chile Lee apuntan sobre todo “al mejoramiento del acceso hacia la cultura escrita, la formación de mediadores de lectura, el desarrollo de estudios sobre los libros, bibliotecas y diversas áreas de las prácticas lectoras”.

A diferencia del anterior y único plan existente hasta entonces, desarrollado por el primer gobierno de Michelle Bachelet y administrado exclusivamente por el Consejo de la Cultura y Las Artes; Lee Chile Lee  cuenta con la coordinación de esta institución junto al Ministerio de Educación y la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos. Su enfoque si bien tiene características universales, porque estipula las acciones que cada estamento realizará en ésta área, el mayor esfuerzo, donde está el interés público por establecer una relación entre las personas y los libros, es en la primera infancia.

Marco Antonio Coloma, fue uno de los participantes en la elaboración del Plan y reconoce que existe una especial consideración en la Primera Infancia: “En los primeros meses de vida se producen las brechas más importantes del lenguaje, y después en el modo en que el niño se desenvuelve en el mundo. Entonces, el capital simbólico que puede formarse a esa edad es súper clave para el que se formará en el futuro. Por lo tanto es fundamental estrechar la brecha que hay en el acceso al libro en esa temprana edad”.

En esta misma sintonía se encuentra Ángela Piña, educadora de párvulos y coordinadora del Plan en la Junta Nacional de Jardines Infantiles (JUNJI). “La edad entre 0 y 4 años es donde se pueden realizar los cambios educacionales más sustentables y duraderos, pero hay que hacerlo con cuidado. La vulnerabilidad que presentan muchos niños nos hace imperiosa la necesidad de no sólo llevar libros a las aulas, también vincularlos con ellos, que los conozcan y los cuiden.  En esta tarea la labor de los padres es fundamental, sin su participación, los recursos y la dedicación de nuestras profesionales no tendrían mayores resultados”.

Los objetivos para la primera Infancia

Para muchas educadoras, que como Doris tienen la responsabilidad de educar a los más pequeños en los sectores económicamente más desfavorecidos, es de vital importancia fomentar una relación con los libros. Ya lo menciona Lee Chile Lee, que cuando los menos son debidamente estimulados en esta edad: “obtenemos mayor capacidad de aprender, nos permite un acceso a diversos mundos a través de la cultura, ayuda a expresarnos con mayor propiedad en distintas situaciones, y estamos, en general, mejor preparados para enfrentar los desafíos de la vida”.

En el mismo Plan, también se estipulan cuáles serán las acciones específicas que realizarán para su implementación: entrega de materiales para formar las bibliotecas de aula; capacitación a un educador como mediador de lectura, el cual a su vez capacitará al resto del equipo docente; aumentar cobertura de estas acciones a jardines infantiles JUNJI e Integra administrados por terceros y por último, la realización del estudio del impacto del programa lector en Primera infancia, a cargo del Ministerio de Educación. También establece entregar “entre 20 a 25 títulos, acompañados de materiales  de fomento lector como láminas, audios y videos Este material debe disponerse en el aula de clases (bibliotecas de aula), de modo que esté al alcance de los niños y niñas y también para fomentar el trabajo permanente de las educadoras. Recibirán material solo aquellos establecimientos que cuenten con al menos una educadora capacitada”.

La realidad de San Joaquín

La comuna cuenta con 14 jardines infantiles tanto de JUNJI como Fundación Integra, pero tuvimos acceso sólo a nueve de ellos: “Rayitos de Sol”, administrado por Integra se encuentra al interior de la cárcel de mujeres, y funciona simplemente como sala cuna ya que atiende a los hijos de la presidiarias hasta que cumplen el año de edad. Fundación Integra, a través de su encargada de comunicaciones Rocío Yusta, explica que al estar dentro de una unidad penitenciara, el acceso no depende de ellos, sino de Gendarmería.

Distinto es el caso de los jardines “Gabriela Mistral”, “Jorge Canning”, “Principito” de JUNJI y  “La Casa Encantada” de Integra. En ningunos de ellos y aunque el Plan contempla la incorporación paulatina de estos jardines durante los años 2012 y 2013, se ha implementado.

Al ser consultada, Ángela Piña reconoce que si bien el Plan menciona la implementación en estos jardines, aún no se ha hecho efectiva: “Recién este año (2013) hemos terminado de capacitar a la totalidad de los mediadores de lectura que son de nuestra administración y por ende, hemos entregado el material correspondiente. Pero por el momento, el MINEDUC aún no nos informa sobre qué ocurrirá con estos casos ni tampoco ha programado una futura capacitación”.

Algunos contrastes en la implementación

Cada jardín vive una particular realidad. Influye su ubicación, qué tan recurrente es la rotación de personal y el compromiso que tengan los apoderados. Un ejemplo es el  Jardín “Infanta Leonor de España” de Fundación Integra, donde recibieron la capacitación pero no aplican el Plan.

Su directora, Rafaela Romero, nos explica su caso: “Ocurre que la ex directora recibió la capacitación pero no la transmitió al resto del equipo. Nos quedamos con los libros en la oficina y no sabemos sobre los objetivos del Plan. Más que nada, el trabajo que realizamos con los niños para acercarlos a los libros, lo hacemos a través de la intuición, preparando actividades con canciones, invitando a papás para que vengan y le lean a los párvulos, invitándolos también para que se lleven algún libro durante el fin de semana.  Pero sobre el Plan, aquí no lo aplicamos”.

En cambio para Silvia Álvarez, mediadora de lectura en el jardín “El Pinar”, la implementación del Plan ha sido la adecuada: “Todas las dimensiones que vivimos a diario en nuestro jardín fueron abarcadas en la capacitación, como también recibimos la totalidad de los materiales para tener nuestras bibliotecas en aula”. Sobre la efectividad del mismo la tía Silvia, siente que el apoyo de los padres es fundamental: “Porque incentivan mucho a los niños para que lleven libros a sus casas durante el fin de semana. Se nota un compromiso de los papás con la interacción”.

Rosa Arriagada, mediadora de lectura del jardín “Rayito de Sol”, cuenta lo difícil que es aplicar el Plan de Fomento Lector en su establecimiento. Si bien tiene las ganas y la energía para hacerlo, la infraestructura y la falta de insumos les impiden avanzar: “Ha sido complicado en la sala buscar el espacio apropiado para la lectura. Porque tenemos pocos muebles, y los que existen, ya están orientados en otras zonas. Entonces tenemos que pedir ayuda a los apoderados, reciclar muebles antiguos, incluso me acuerdo que hice una alfombra con bolsillos para recibir los libros que nunca llegaron”.

El Jardín “Los Copihues” se encuentra en “conservación”. Calidad que le asigna la JUNJI y lo interviene por hubo una masiva deserción de niños y deficiencia en la infraestructura.  Actualmente trabajan con 6 párvulos  y sus instalaciones que funcionan a menor capacidad son reparadas.  Aún así, su mediadora Octavia Díaz, reconoce que ello  aplican el Plan, tienen el material y como son tan pocos, aprovechan de incentivar el ciudado del material: “Son medios descuidados con ellos, pero es natural. Les explicamos que son libros y que requieren un mayor cuidado”.

Janett Escobar, Educadora de Párvulos del jardín “Mariano Puga” del sector de La Legua, comenta que no sólo es compleja la tarea de educar y, al mismo tiempo, fomentar el hábito lector en los niños, sino que tiene que lidiar con el peligroso contexto en el cual su jardín está inmerso. “Nos situamos en un ambiente rodeado de drogas, delincuencia y balaceras. Lo más triste de todo, es que los niños se acostumbran a este ambiente, lo tienen muy asimilado. Nos ha pasado varias veces que se escuchan balas afuera del jardín y los niños simulan disparar una pistola con la mano”.

Al presentarles estos casos, Ángela Piña comenta que la aplicación del mismo no presenta mayores inconvenientes: “Yo no le encuentro muchos puntos débiles. Creo que este plan tiene todo para que se dé de manera óptima en los jardines infantiles”. Pero reconoce que no existe una visión local para cada caso: “A lo mejor falta ir profundizando en aquellos aspectos que cuestan más que los jardines infantiles se puedan desarrollar. Y ahí tendríamos que analizar en las mismas pautas que aplicamos, ver dónde está la debilidad, qué es lo que ocurre en los jardines para mejorar el Plan. Una de ellas sería considerar la realidad particular de cada jardín”.

Para Marco Antonio Coloma, los esfuerzos por tener un Plan de fomento que realmente funcione, han sido insuficientes: “La intención de la administración de Sebastián Piñera de tener un gran Plan Nacional de la Lectura, al juntar a estas tres instituciones (Consejo de la Cultura, DIBAM y el MINEDUC) era buena pero cuenta con problemas de presupuesto porque no hay plata extra, simplemente se canalizó la que se tenía. A eso hay que sumar los problemas de coordinación, porque en realidad las actividades que se estipulan en el Plan, por ejemplo de la DIBAM, son las mismas actividades que haría la DIBAM sin el Plan, que las inscribe en un contexto distinto pero son las mismas que si no estuviesen escritas en Lee Chile Lee”.

Padres lectores, hijos lectores

El trabajo que realizan día a día las educadoras de párvulos de los jardines JUNJI e Integra ubicados en San Joaquín, tiene una doble misión: no sólo quedan a cargo de la educación y el cuidado de los infantes; también tienen que fortalecer la relación con los apoderados para que participen en el proceso educativo de sus hijos. Factor clave en el aprendizaje de los menores, en su vinculación con los libros y en la aplicación del Plan.

En este punto, Silvia Opazo también educadora de párvulos y asesora técnico en JUNJI extraña algunos programas que ya no existen: “Hace años teníamos el Nacidos Para Leer, que fue dirigido hacia las familias, muy interesante porque formaban parte del proceso educativo. Pero en Lee Chile Lee se focalizó el programa en el personal, en los educadores, sin existir una retroalimentación de lo hecho. Nadie lo evaluó y simplemente desapareció”.

Este programa contó con una Guía para padres y en ella se enfatiza: “para que un niño tenga interés por la historia, el adulto debe tenerla primero”. Actualmente este material ya no se entrega los establecimientos, y sólo está disponible para ser descargado vía web pero sin contar con una actualización reciente.

Marco Antonio Coloma profundiza en el rol que deben desempeñar los padres: “En el caso de la lectura, las prácticas en el hogar son tremendamente importantes porque hay cosas que hacen la diferencia notable. Por ejemplo, papás lectores, hacen una diferencia. Por más que le metamos plata al niño, si en la casa los papás tienen la tele prendida todo el día, y no valoran al libro simbólicamente, entonces el niño no tiene motivaciones, a excepciones de lo que le puedan dar en el jardín o en la escuela”.

Factor económico influye en la primera infancia

Diferencias entre niños ricos y pobres, madres frente al mercado laboral y el cuidado de los hijos, son parte del análisis que surgen a partir de la Encuesta Longitudinal de la Primera Infancia (ELPI) de 2012, encargada por el Ministerio del Trabajo al Centro de Microdatos de la Universidad de Chile. El sondeo incorporó aspectos psicológicos para evaluar los niveles cognitivos y sociales de los niños y la diferenciación socioeconómica, dependiendo del segmento social.

Este estudio dio cuenta del bajo uso de salas cunas o jardines infantiles a nivel nacional: El 76,6 por ciento de los niños menores de dos años no asiste a este tipo de establecimientos. Tampoco lo hace el 47,2 por ciento menor a tres años y el 18,7 menor a cuatro.

David Bravo, director del Centro de Microdatos, explica para el diario La Tercera que la brecha entre los más pobres y lo más ricos del país comienza a notarse a partir del décimo mes: “uno de los resultados más contundentes que se obtuvo a partir de la Encuesta, es que la diferencia entre cada niño está marcada por su nivel sociocultural inmediato, a pesar de nacer iguales en talla y peso. Es decir, las causas de esta brecha no tienen relación con el infante, sino que con el entorno”, indicó Bravo, señalando que “madres con mejor educación saben fomentar y potenciar las habilidades cognitivas y emocionales de sus hijos”.

Para la doctora Mirna Pizarro, Directora Alterna del proyecto organizado por el Programa Explora Conicyt «Pequeños Naturalistas del Cabo de Hornos», los aportes de recientes descubrimientos científicos y la neurociencia indican que las experiencias que recibe un niño durante la infancia son fundamentales para el desarrollo de aprendizaje que le permitan conformar las funciones superiores del cerebro.

Agrega que el periodo de infancia es “una etapa única en la formación de una persona, y la Educación Parvularia tiene un impacto definitivo en los otros niveles de la educación”. La doctora argumenta que se ha demostrado que los niños que reciben educación preescolar tienen una capacidad cognitiva, social y afectiva mayor que aquellos que no lo hacen”.

Apreciaciones para tener una sociedad lectora

Marco Antonio Coloma plantea en que hay que sacudirse la idea de que todo parte en la primera infancia: “Hay dos grandes cosas que hacen la diferencia: una biblioteca en la casa y tener padres lectores. La escuela podría hacer un esfuerzo tremendo pero si no hay esas dos cosa, no es que el niño no vaya a ser lector, pero existen muchas más posibilidades que no lo sea. Y existen muchas más posibilidades que un niño sea lector si tiene padres lectores y cuenta con una biblioteca en la casa”.

Ángela Piña tiene otro punto de vista: “El Estado falla porque se obliga a leer. Si la docente dijese: ya niños, en el primer semestre todos tienen que leer dos lecturas complementarias, ustedes la eligen, y después hable de esos textos. A lo mejor sería más motivante que leer por obligación el Quijote de la Mancha, por ejemplo. Si cambiaran las estrategias, la metodología sería distinta”.

Su compañera de trabajo en JUNJI, Silvia Opaso también tiene otro punto de vista: “Que exista continuidad en el Plan, que  no  se trunque ni que partamos de cero. Porque esto se da a largo plazo, sobre todo en temas de mejorar la comprensión lectora, de  encantar a los niños a que les gusten los libros porque les gusta, porque disfrutan leyendo. Como política pública debiese establecerse una continuidad en los proyectos”.

Por último, Doris Cifuentes una vez que se fueron todos los alumnos, puede sentarse en su oficina, donde todos los días observa el Buzón de los libros, para realizar la siguiente reflexión: “El trabajo con los padres es esencial y creo que todo Plan o idea que tenga el Gobierno para incentivar la lectura en los niños, tiene que pasar necesariamente por eso. Por preocuparse en fomentar la lectura también en los papitos”.

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