Por Catherina Tapia San Martin
Hace cinco años me hubiera dicho
que no es momento de tomar vacaciones.
Que estoy en medio de muchas cosas por concretar.
Que ando a full.
Con el tiempo he aprendido a odiar esa expresión.
Es una venta de humo impresionante
para uno y para los demás.
Vivo en la mitad de un bosque
y no ando precisamente lanzando cohetes al espacio
o programando operaciones de corazón abierto.
La verdad es que no ando a full
ando profundamente
desorganizada y desconcentrada.
Yo no lo entendía
solamente me frustraba
y me autoconvencía
de estar sobrevendida.
De esa manera justificaba mi desorden
y escondía lo que realmente
estaba pasando.
Así es más fácil
y pareciera ser que se acepta mejor.
Cada vez es más común cruzarse con gente
que anda a full.
La verdad es que a full las pelotas.
Desde hace un tiempo
uso ese concepto como red flag.
Si me digo que no a algo por otros motivos
está todo bien,
pero si es por estar a full
me río de mí misma y actúo
porque es desproporcionado e irreal.
Así que conversando conmigo me dije:
No hay nada en tu agenda
de lo que dependa la humanidad.
Bájate de la nube un rato
respira, organiza tu tiempo
y cumple con lo que tengas que cumplir.
Son 6 días, no 6 meses.
Cuánto aire nos hemos inyectado querida mía.
A demás, ya no estás sola en el mundo
¿De qué nos sirve tener sueños y proyectos
si no van a traer alegría y bienestar,
en cada una de sus etapas,
a ti y tu familia?
Si no les hace bien a todos
o no los considera a todos
entonces necesitamos revisar qué está pasando.
Una vez más: bájate de la nube un rato
respira, organiza tu tiempo
y cumple con lo que tengas que cumplir.
Vuelve a ser más agradecida.
¿Desde cuándo tan inconsciente, Catherina?
¿Cuánta gente, incluso estando de verdad a full,
les encantaría tomarse unos días,
pero no pueden por trabajo, plata
o porque tienen algún pariente
bajo su cuidado o están enfermos?
No sé en qué nube nos subimos,
pero nos tenemos que bajar ahora ya.
Y, por último,
Vuelve a reconocer lo importante.
Con todo lo que hemos pasado,
todavía se nos olvida
a ratos
la fragilidad de las cosas.
La gente que queremos se muere,
se va, se enferma,
nosotros también.
Un día hay plata y puede que otro no.
Tal vez este viaje nunca más se pueda hacer
o tal vez lo vuelves a hacer todos los veranos.
No paramos solo para recargar energía,
paramos para no olvidarnos de lo importante.
Por eso hace 5 años te hubieras dicho
que no es momento de tomar vacaciones,
pero en 5 años pasan muchas cosas.