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SANFIC8: Pérez, ganadora en mejor dirección

Por Cristian van kerkhoff.

Peleas, confrontaciones y discusiones. Miradas de odio, pena y tristeza aunque estas tratan de ser disimuladas gracias al humor negro de los personajes. Una relación distante e irresponsable de padre a hija, condiciona el transcurso de la película. La falta de interés y cariño muestra por qué Roma (hija) actúa de tal forma aunque, por dentro, Pérez (padre) la adora. Una forma de entender relaciones interpersonales y, sobre todo, aprender de los errores y ser responsable de sus actos.

Aunque apresurado, pude llegar a la hora al Hoyts de Parque Arauco, eso sí, quedando en la tercera fila debido a que realmente parecía estreno hollywoodense (o lo más cercano que me ha tocado). Dentro de la sala había artistas, periodistas especializados,  actores de la televisión y el cine e incluso los mismos protagonistas de la película. Luego de una breve introducción y agradecimientos de parte del director, la película comenzó.

El inicio de la película está cargado de símbolos que ejemplifican conceptos de familia e independencia. Bien particular (aunque creo por el tema de internacionalizarla) fue ver que estaba subtitulada en inglés. De entrada, nos muestra a Pérez, un cuarentón quien no desea que se le pase la juventud. Manifiesto de ello es Marion, su actual pareja que rodea el inicio de los 30.

Ambos conversan y preparan el momento previo a la llegada de Roma, hija veinteañera de Pérez. El nerviosismo, la ansiedad y la inseguridad de lo que pueda suceder, se manifiestan con los gestos y actos del protagonista. De las inquietudes de esta situación, arroja una pregunta por sobre muchas  ¿Cómo afrontar esta relación que debería haber sido de responsabilidad parental por años?

Una vez que los tres se encuentran viviendo bajo el mismo techo, comienzan los conflictos, confrontaciones, miradas de despecho, etc. Roma adopta una postura confrontacional frente a cualquier comunicación o inicio de relación interpersonal, incluso logramos ver la disputa del poder femenino.

La relación que se da entre los tres fluctúa entre picardía, humor negro, indirectas y emplazamientos en la cara de cada uno. Insolencias de parte de Roma, contención y tolerancia de Marion y el excesivo relajo de Pérez frente a la situación. Con estas tres posturas tan contrarias, el conflicto comienza a crecer y acrecentarse más y más, entregando la sensación próxima de disputas y peleas, emociones y llantos, risas y nervios.

En ese momento, contemplando la película (y durante todo el desarrollo), a mi lado se reían de las indirectas-directas de Roma, otros que reaccionaban con gestos de impacto o empatía dada la fuerte relación entre los tres y, otros que mantenían silencio analizando las situaciones, el por qué o cómo explicar la relación de los personajes.

Los distintos momentos en la película enfrentan a los tres personajes en diferentes situaciones interpersonales y grupales, poniendo a prueba la paciencia, la energía y la tolerancia que se tiene el uno al otro. Particularmente, la relación entre padre e hija, al mirar sus ojos, se nota que se extrañan, pero ninguno quiere dar su brazo a torcer, ya sea por la lejanía emocional de Pérez o por la excesiva rabia y contención que manifiesta Roma. Su relación es siempre de debate, molestias o insultos.

Creo que en lo que más logra trascender esta película, es en ver cómo se comunican no verbalmente los protagonistas entre ellos. Como los gestos de la cara y el cuerpo manifiestan inquietudes, enojo, rabia o distintas emociones que se desglosan en el transcurso del film. Recomendada para reír, llorar, enrabiar, odiar, querer y contemplar.

Al salir del cine.

Luis Gnecco (Pérez) y Antonia Santa María (Roma) estaban en el hall conversando. Incluso hubo Coronitas en una cubeta con hielo. Se esperaba el voto del público ya que a la salida repartían la papeleta de votación. Antonia Santa María tiene un ángel especial.  En la película hace de una niña engreída, resentida y confrontacional; en vivo, es natural, fina y relajada.

Aunque estuve a cinco metros con libreta y lápiz en mano, ¿qué le podría decir o preguntar? Obviamente, estuvo hablando y ocupada en sus asuntos. Aunque cruzamos un par de miradas, sólo se me pudo haber ocurrido decirle que es genial como logra las emociones con Roma, cómo se empapa de cada sentimiento de rabia, enojo o frustración.

Para una próxima vez. En aquella ocasión, el coraje no estuvo tan presente.

Pérez, Dirigida por Álvaro Viguera. -2012, digital.

SANFIC8: In My Mother’s Arms

Por Cristian van Kerkhoff.

Niños que viven solos y desamparados en las calles. La cotidianidad de ataques, bombardeos y caos, los mantiene con pena y nostalgia cuando piensan en su madre o familia. ¿Quién se hace cargo? Padres muertos, asesinados en bombardeos; niños viviendo bajo puentes.  Una visión profunda de cómo es su realidad.

En la Iraq post régimen de Saddam, con la ocupación de USA y la lucha que se desarrolla contra organismos civiles iraquíes; niños indefensos, vulnerables y sin el mínimo cuidado, deambulan por la ciudad como perros vagos sin rumbo fijo. Cuidadores o “carers”, los reclutan desde las inmediaciones de la calle, intentando ofrecerles la posibilidad de tener techo y comida, asearse e incluso, entregarles educación, modales, hábitos y el cariño que tanto les hace falta.

Estos cuidadores actúan directamente como el soporte y apoyo parental, entregando orientación y supervisión de los actos que realizan los niños, explicándoles lo que es bueno y lo que es malo, haciéndoles entender su realidad o incluso viendo la forma de sacarlos adelante mediante perseverancia, ayuda y el perfil humano que día a día los levanta y motiva a seguir por un mismo objetivo: darles a estos niños huérfanos lo que no tienen.

Saif, niño y personaje principal, no tiene recuerdos de su familia, quizás bloqueados por el atentado sufrido,  el shock emocional o porque le da pena recordar. La nostalgia se hace siempre presente en sus ojos, quizás pensado ¿qué sería sí? ¿Cómo sería sí?

Él vive junto a niños de diversas edades (4, 6, 9, 12 hasta 15 años aproximadamente), en un refugio improvisado en donde comparten sus experiencias de vida, cómo recuerdan a sus padres o si es que los recuerdan. Con esta situación de vida, los niños aprenden a sufrir antes, se saltan etapas, debiendo formar criterio con antelación y perdiendo esa mirada ingenua e infantil tan característica de ellos.

En vez de ver caricaturas, programas infantiles o de enseñanza a partir de las etapas que van viviendo; los niños se informan de atentados, bombas o imágenes de niños heridos en hospitales (que perfectamente podrían ser ellos en un futuro cercano).

Los cuidadores tocan y tocan puertas, consiguiendo dinero en locales comerciales para alimentar, vestir y educar a los niños e incluso, asisten a «lo que queda de gobierno» para pedir audiencia y consultar qué hacen por los niños huérfanos que dejan los atentados, carros bombas o bombardeos en las calles. La dificultad de recolectar dinero y ayuda para el orfanato es pan de cada día.

Sin lograr mayor ayuda o soporte, el cuidador comienza a darse cuenta que sin soporte económico, el soporte emocional podría sólo ayudar por un tiempo dadas las necesidades que demandan niños y preadolescentes. Esta situación, desarrolla en la mirada del cuidador, stress, frustración e impotencia por no lograr conseguir lo mínimo necesario para los niños huérfanos.

Estos niños, que tan dolorosa vida han tenido, buscan en la música la vía de escape a su triste realidad, donde parece ser la única forma de propagar alegría y manifestar su esencia de niñez.

Saif suele cantar, muchas veces de la nada y solo. Recuerda a su madre en el cielo y que dios la tiene como un ángel e incluso entona una dolorosa y significativa canción que predica «soy muy joven para este dolor, vivo en un orfanato y mis sueños duermen conmigo”.

Manifiesta en sus ojos, una mirada estática y perdida como si estuviese viendo visiones y recuerdos de su familia asesinada,  como si una película pasara por sus ojos.

En el transcurso del film, Saif muchas veces no logra expresarse, mira y sonríe tímidamente. Aunque, en un acto de bondad y madurez frente a su realidad vivida, canta para el acto de la escuela. Sus gestos transmiten lo que la letra de la canción quiere intencionar (soy muy joven para este dolor, vivo en un orfanato y mis sueños duermen conmigo). De fondo en la imagen, se ve como adultos lloran sin consuelo.

El film, al terminar, y por su alto contenido emocional, histórico y social; deja a todo el público inmerso en un silencio profundo, sin ruidos ni comentarios… cada cual analiza, saca conclusiones, piensa en su padres o aprecia más su vida y la realidad que le tocó vivir.

Datos estadísticos: 1/3 niños son abusados en orfanatos. En Irak existen 800.000 niños huérfanos.

In My Mother’s Arms, Dirigida por Atia Al-Daradji & Mohamed Al-Daradji. -2011, DCP.

¡Retome su joya!

volkswagen antiguoPor Cristian van Kerkhoff.

Los autos clásicos, esos que tantos recuerdos y emociones nos manifiestan, debiesen tener un estatus de intocables (o como en Europa donde tienen un permiso de auto histórico) ya que rescatan la historia vehicular. Y cómo fueron evolucionando en nuestro país. Cómo crecieron las familias. Cómo gracias a ellos pudimos ir a veranear cuando éramos niños donde, hasta 6 o 7 personas entraban en el auto.

Sus formas, estilos y diseños representan la cultura de cada país, el sentimiento de confortabilidad que cada marca quiso manifestar. ¿Quién no se da vuelta a mirar una Burrita, un Escarabajo, un Huevito, un Mini o cualquier auto clásico cuando circula en la calle?

Es increíble como sobresalen entre todos los autos que son cada vez más similares en sus modelos (es sólo tomar el caso de la inserción de los autos chinos que replican modelos). Si pensamos en la congestión vehicular y el gran problema que cada invierno tenemos por la contaminación, hay que sólo pensar matemáticamente y darse cuenta de lo ridícula que es la restricción vehicular.

Ésta se ocupa de limitar a los autos previos al año 92 de su circulación, siendo que son un parque automotriz no superior a los 160 mil autos. Exactamente, 160 mil autos de más de 1 millón 500 mil vehículos en  circulación, entonces, ¿qué más hay que mencionar para que las calles de Santiago se descongestionen?

Este es un tema netamente de que las autoridades no quieren, ya que si existiese la misma normativa de restricción para autos catalíticos (2 dígitos por día y a veces 4 si la condición del aire es pésima), la descongestión seria notoria y evidente.

Con esto, la ciudad podría respirar mejorar, llenarse de ciclistas y autos clásicos o antiguos, entregando una visión más estética, descongestionada y en donde las personas puedan desplazarse por las calles sin tanto estrés por atochamientos, donde el manejar y circular en automóvil sea un placer y no un «cacho».

Imagínense un Santiago más descongestionado, en  donde se puedan intercalar los autos grises, opacos o blancos con los autos clásicos, retomando la estética, el color, la vivacidad y las distintas formas que le aportan; más el plus de ciclo vías en la mayoría de las avenidas.

Creo que esta medida tendría una mayor influencia, sobre todo, en el estado de ánimo de cada persona. El saber que camino al trabajo, universidad, colegio o cualquier lugar al que se vaya, ya no existirá ese tiempo muerto ineficiente en el que se puede tender a descontrolarse, perder la paciencia, enrabiarse, etc., crearía una predisposición de las personas al salir en las mañanas con una actitud positiva.

Para que este cambio futuro -esperando que pueda surtir efecto- se logre; ya existen asociaciones que velan por una descongestión y más encima una vida sana. Agrupaciones como Arriba’e la Chancha o el Movimiento Furiosos Ciclistas, proponen un Santiago con menos estrés, aprovechar la vida al aire libre y realizar deporte mientras uno se desplaza para llegar al trabajo, la casa o un lugar de esparcimiento.

Pero para que exista un mayor número de bicicletas en las calles, se necesitaría un cambio cultural en donde exista un mayor respeto por la circulación de los ciclistas, semáforos en que se les contemple, ciclo vías interconectadas por toda la urbe, etc.

Pero el cambio va en atreverse a realizarlo, así que, retome su joyita, salga a pedalear y contribuya a descongestionar Santiago. Si todos aportamos, el cambio es cada vez más real.