[Poema] Donde estés, mi niña

Por Jorge Rutherford Krefft

Un catorce de julio llegaste a mi vida,
pequeña esperanza, razón de partida.
Tus ojos brillaban, tu llanto era canto,
y yo, sin saberlo, ya te amaba tanto.

Un día sin aviso te arrancó el destino,
dejando en mis brazos solo el desatino.
Te busco en las fotos, te invento en mi voz,
mientras calla el mundo lo que fuimos los dos.

Se fueron los días que nunca llegaron,
y sueños contigo que me arrebataron.
Me dejaron con vida, pero sin abrazarte,
con los brazos vacíos y sin cómo encontrarte.

Te pienso en la brisa, en cada estación,
en tardes sin rumbo, en cada canción.
Aunque hoy la distancia me impida abrazarte,
mi alma no deja jamás de buscarte.

Me duele no verte, no oír tu andar,
no ser el refugio al que puedas llegar.
No sé si el destino te hará regresar,
pero aún en la sombra, te vuelvo a encontrar.

Anhelo los juegos que no compartí,
las tardes, los cuentos que no viví.
Aunque haya distancias, dolor y frontera,
mi amor por ti sigue firme y sincera.

No sé si recuerdas mi voz en tu oído,
o aquel primer beso que nunca se ha ido.
Pero aquí en mi pecho tu nombre resuena,
como una promesa que nunca se frena.

Aunque duela el alma y no pueda gritar,
yo sigo en la tierra, me niego a parar.
Con cada caída me vuelvo a alzar,
forjando el camino que vas a encontrar.

No te espero.
Te llevo.
Aunque me faltes cada día.

Publicación anterior

El Doctor Pellizcos

Publicación siguiente

Crítica literaria: Triste, solitario y final, de Osvaldo Soriano

Más reciente en esta categoría

El Doctor Pellizcos

Por Lorena Arana Hace algunos años, estando en la celebración de la Primera Comunión de mi…

Mickey Mouse

Por Lorena Arana Arribamos al lugar. Se bajan mi cuñada, mi madre y Consuelo. Mi hermano…

Supremo

Por Lorena Arana Llegamos a la iglesia. Sí, a la del secuestro, en Cali. Muchos carros,…