La sangre llegó al río de las calabacitas

Los normalistas se defendieron con piedras. Las balas y la preparación de una fuerza represiva siempre pueden más. Los exámenes forenses realizados por peritos argentinos más de un mes después revelaron que los cuerpos que han sido encontrados no pertenecían a los jóvenes secuestrados.

Por Rolo Medina

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Fue el 26 de septiembre pasado. Dos camiones salieron desde Ayotzinapa rumbo a la ciudad de Iguala, Estado de Guerrero, México. Otros dos los esperaban en una terminal de buses. Fueron interceptados por la policía municipal a su llegada. Aún no se tiene certeza de si están muertos los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos que viajaban en los camiones. 4 murieron en el enfrentamiento. Un eufemismo repetido. Un desigual enfrentamiento. Los normalistas se defendieron con piedras. Las balas y la preparación de una fuerza represiva siempre pueden más. Los exámenes forenses realizados por peritos argentinos más de un mes después revelaron que los cuerpos que han sido encontrados no pertenecían a los jóvenes secuestrados. Hoy el mundo clama por sus vidas.

Es un desafío escribir una historia. Lo es mucho más cuando sobre un mismo tema se ha escrito demasiado. Por ende, no pretendo ensanchar la lista de crónicas ni menos intentaré hacer de esto un análisis pormenorizado. Ha corrido mucha sangre. Surgen hipótesis, y ya hay varios detenidos. 22 policías, además del jefe de la policía, el alcalde de Iguala y su esposa. También miembros del grupo narco y criminal Guerreros Unidos que opera en Iguala-Cocula. Fueron ellos precisamente, los que declararon haber eliminado a los alumnos de Ayotzinapa. Los hicimos cenizas dijeron. Las desapariciones y muertes en México han sido pan de cada día. Un pan agrio, triste y durísimo.

[pullquote]Las esperanzas son remotas, escuálidas e ilusorias. Los han asesinado, pienso. Es una brutalidad infame. Los días seguirán pasando. El olor a mierda que exuda la corrupción que vive México está en su punto más insoportable.[/pullquote]

En Chiapas, Morelos y en Juárez las muertes ocurren con la misma facilidad con la que prendes un cigarrillo. Ayotzinapa es sólo un pedazo de violencia. Pero las tensas relaciones entre una escuela cuyos principios son; La educación popular, es decir, la horizontalidad como desarrollo de una praxis educativa y política, además de un compromiso con su clase campesina y la autogestión, no son nuevas. El proyecto empezó con el carácter revolucionario que impuso Lázaro Cárdenas en los años 20. Por décadas se han formados profesores rurales con un énfasis en la concientización de clase. Pero durante los últimos tiempos se ha vivido una radicalización de sus demandas. Exigen mayor compromiso del Gobierno, y también del Estado que los tiene condenados a su suerte. Se movilizan, bloquean calles, y ya no le temen a la represión habitual e histórica. Han generado mucho más que ruido en la institucionalidad federal mexicana. Actualmente son una reivindicación, una lucha contra el sistema económico y político imperante, y siempre ha sido una piedra molesta en el zapato de todo lo que se conoce como educación formal. Es una batalla de trinchera, ideológica. Las últimas revueltas con víctimas fatales habían ocurrido el 12 de diciembre del año 2011. La movilización arrojó tres muertos y varios heridos. Tres estudiantes de Ayotzinapa.

La violencia en el Estado de Guerrero aumenta. Los carteles de droga tienen profundas redes de protección política. La ética y moral de la policía se difumina. Todos quieren un poco de dinero y de poder.

Personalmente, sostengo que sería un milagro que aparecieran esos muchachos. Ni siquiera los restos. Sus padres quizá no puedan llevarles ni una justa ofrenda. Las esperanzas son remotas, escuálidas e ilusorias. Los han asesinado, pienso. Es una brutalidad infame. Los días seguirán pasando. El olor a mierda que exuda la corrupción que vive México está en su punto más insoportable. El presidente Peña Nieto se muestra impasible y exhibe un comportamiento irresoluto. La población se manifiesta a favor de su salida. La primera dama ha debido explicar y dar cuentas hasta de la mansión que adquirieron. Nadie le cree a Televisa.

El mundo del espectáculo mexicano es similar al chileno. Frívolo, desmovilizado, hueco. A la hora de las campañas publicitarias te bombardean. Cuando hay que decir la verdad, callan. El mundo intelectual se encuentra como siempre. Unas voces disidentes que hacen eco en la nada. La gente como tú o como yo se conforma como participar de marchas de solidaridad y de apoyo. En las afueras de la embajada ubicada en el sector oriente de la Santiago se congregaron unos pocos criteriosos. En varios países hoy están marchando, y exigiendo que aparezcan los 43.  Estamos lejos, pero el dolor muy cerca. Y se siente la sangre, la sangre está fresca. En Náhuatl, Ayotzinapa significa río de calabacitas. La sangre llegó al río.

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