Una nueva versión de Santiago a mil que conmemoró los 20 años de historia de uno de los eventos culturales más importantes de Latinoamérica. Contribuyó a generar cada vez más una heterogeneidad en la oferta del arte y la cultura. Santiago ya no fue Chile. Coquimbo, Antofagasta y Valparaíso dieron que hablar con las intervenciones en calles y teatros. Integró a chicos, no tan chicos, grandes, tatas y no tan tatas, todo para que el verano del 2013 tuviera un comienzo cultural como corresponde.
Más de 71 espectáculos, abarcando 21 comunas del Gran Santiago y 7 regiones (Arica y Parinacota; Tarapacá; Antofagasta; Coquimbo; Valparaíso; O’Higgins y Bío Bío). Con más de medio millón de asistentes, una transversalidad de las localidades intervenidas siendo integradas y contribuyendo a la descentralización; hace esperar y querer que llegue luego el 2014 para ver con qué seremos sorprendidos y cautivados. Cumplió uno de sus objetivos si pensamos en el centralismo que involucra a la cultura; generando nuevos espacios de exhibición para la cultura, donde el contacto entre productores, directores, actores, artistas y medios de comunicación, abrió y generó espacios para el futuro.
Dio la posibilidad de que afuera del núcleo familiar, en la misma calle que cada día transitamos, desde el balcón del departamento o en la plaza más cercana; el arte se hiciera presente, cambiando el prospecto visual de todos los días. Con esta cercanía cultura-personas, la integración fue familiar, todos pudieron sentir y vivir el arte en su esplendor. Para quienes estuvieron aquí la primera quincena de enero, quienes no pudieron salir por dinero, economía familiar, falta de vacaciones o falta de panoramas, esta versión cada vez más multicultural de Santiago a Mil, brindó la posibilidad de disfrutar de su comuna, ciudad o sala de teatro favorita con el plus de tener shows de más de 15 países en las más diversas temáticas.
El quedarse en casa o no poder salir de la rutina o irse a la playa, campo o montaña; no fue una excusa mayor, siendo que en más de ocho regiones se pudo presenciar esta gran variedad de arte y cultura. Casos especiales que fueron culmines de cómo incluir a un segmento etario que necesita estímulo y que pasa a ser el futuro de nuestra sociedad, fueron las pequeñas audiencias: programa de acceso para niños de Santiago a Mil, mediante el punto estratégico como lo es una plaza, niños y niñas de las comunas de Pedro Aguirre Cerda y Lo Prado, pudieron vivir por momentos el mundo del espectáculo con todas sus facetas (dirigiendo, con tramoyas, actores y un escenario). Sirvió para abrir sus mentes, involucrarlos y hacerlos responsables de su mirada o la percepción hacia el arte.
Otra área o categoría en que intervinió Santiago a Mil, fueron las Tocatas Mil, en donde la oferta musical varió desde Andrés Pérez y Ángel Parra, hasta Camila Moreno, Inti Illimani o Los Tetas, entregando una amplia variedad de músicos nacionales en diversos escenarios, localidades y horarios. Retomando lo mencionado en lo transversal de la oferta cultural, las obras de teatro continuaron luego del cierre de día 20, en donde se extendieron hacia el sur del país entre el 22 y 27 de enero, con montajes en Chillán, Tomé, Lota, Concepción y Talcahuano, descentralizando e integrando cada vez más a las regiones que no pudieron, por esta vez, estar dentro de la programación de Santiago a Mil.
Aunque, siendo sinceros, como está sucediendo este evento, es bastante posible que para 2014, tengamos la sorpresa de poder llegar a 10 regiones incluidas en la calendarización, rompiendo cada vez más con el mito que “Santiago es Chile”.