Rodríguez, el poeta de los suburbios
Cámaras, filas y caras conocidas. Expectación, ansiedad y el deseo de poder lograr un asiento en la inauguración de la 9° versión del Festival In-Edit Nescafé. El comienzo de una heterogeneidad cultural, llena de distintas visiones, percepciones e historias de actores sociales, musicales, populares y contemporáneos.
Un festival que cuenta sueños e ideales que se desarrollan, y que abre con “Searching For Sugar Man” del director sueco Malik Bendjelloul, quien a través de su trabajo sobre la excéntrica e increíble historia del cantautor Sixto Rodríguez, narra la historia de un mito hecho realidad con sus mensajes, melodías e historias. A finales de la década del ‘60, el mundo se llenaba de cambios, revoluciones y hallazgos. Sixto Rodríguez, hijo de inmigrante mexicano de la working class, se asemeja a un espíritu que deambula por las calles, donde observando comienza a crear sus cuentos, como si fuera un Homeless que constantemente busca refugio, que vive el día a día para aprender del entorno, llenarse de experiencias y momentos y luego poder retratarlos junto a su voz y guitarra.
“Cold Fact”, su primer disco, haciendo honor a su nombre, representaba hechos concretos, directos y duros sobre la realidad que veían sus ojos. Tras su lanzamiento, no existe mayor demanda del disco, salvo algunos tocatas en clubes nocturnos, todo muy underground, lo cual hace que siga siendo un desconocido, uno más de los que camina por las calles oscuras y llenas de polución de Detroit. Al parecer, sus versos, su música folk y la visión privilegiada de cómo hacer sentido a mensajes e historias, quedan sólo guardados en vinilo, llenándose de polvo hasta ser descubiertos. Tal como la vida gira, da vueltas y nunca se sabe con qué nos podrá sorprender; alguien lleva su música a Sudáfrica en los 80’s, cuando el Apartheid se hacía presente en la ciudadanía, los postergaba de sueños, contenidos, música, información, etc.
El boca a boca y el traspaso de mano en mano hace que “Cold Fact” comience a ser parte de la dieta musical de la sociedad sudafricana, tal como artistas consagrados como The Beatles o Simon and Gardfunkel, enseñándoles que sí estaba bien protestar por lo que estaba mal, siendo una forma de unificación de mensajes liberales en momentos en que los medios y el gobierno limitaba todo, haciendo que la masa no pudiera informarse. Una lucha no sólo por la independencia y quitar el bloqueo sistémico, sino por sobretodo, el de generar deseos y ansias de continuar soñando con un mejor mañana. Es con este suceso, que Malik Bendjelloul, el director sueco y que debuta con este documental, comienza a mostrarnos la historia de Rodríguez -como se le conoce artísticamente- mediante entrevistas a sudafricanos vinculados a su música (desde investigadores o periodistas, hasta dueños de tiendas de música, productores musicales o músicos que gracias a Rodríguez inspiraron generaciones).
El mito se acrecentaba entrevista tras entrevista cuando nadie sabía nada de él, salvo lo que nos mostraba en Colf Fact o Coming to Reality, su segundo disco. Estos involucrados, paso por paso, comenzaron a indagar en la historia de Rodríguez. Para contextualizar, eran los 90’s, en donde sólo con el material existente o el boca a boca se podía conseguir más detalles. Buscaron en las letras, las analizaron, tratando de encontrar algo que los llevara a algún lugar más preciso. Mediante los productores del disco, pudieron contextualizar un lugar junto con lo que las letras daban a entender. La investigación, elimina el mito de que Rodríguez se mató en el escenario mediante un balazo o que se prendió fuego. Pasa de mito a realidad, encontrándolo gracias a que una de sus hijas lee un comunicado de búsqueda de su padre. Rodríguez sí estaba vivo, como si hubiese estado más de 30 años esperando ser re-descubierto, en su ciudad Detroit, manteniendo su rutina de trabajo forzado y amor por su guitarra.
Quizás la pregunta que se hizo Rodríguez, una vez contactado, podría haber sido, ¿Cómo de la noche a la mañana poder darse cuenta que los mensajes y las intenciones creadas, produjeron un efecto que es más grande de lo que nunca pudo haber imaginado? Una historia tan bella como increíble, interesante como surreal, en la cual podemos entender y aceptar que nuestras energías y actos realizados, alguna vez son tomados en cuenta, que el tiempo, con su sabiduría, sabe cuándo hacer efecto. El resto, los detalles, la ilusión que crea el documental, la sorpresa y la expectativa en que nos mantiene durante sus 86 minutos, es mejor que cada uno lo experimente. Véala, nunca podrá arrepentirse de esa decisión.