Poesía

Contemplar lo que nos rodea: Entrevista al poeta Alejandro Ogando

Por Guillermo Soriano

Desde Tierra del Fuego, el poeta argentino Alejandro Ogando ha lanzado recientemente su primer libro de poesía titulado «Sendero Abierto». Aunque su profesión en sistemas informáticos podría parecer distante del mundo de las letras, Ogando ha encontrado en la poesía su verdadera vocación a la que ha dedicado la última parte de su vida. Inicialmente atraído por la filosofía, encontró en la poesía una forma más adecuada para expresar sus pensamientos y emociones. Este tránsito ha enriquecido su escritura, dándole una profundidad y una introspección única.

Las influencias literarias de Alejandro Ogando son variadas y profundas, abarcando tanto a poetas como Friedrich Hölderlin, Rainer Maria Rilke y Antonio Gamoneda, como a filósofos de la talla de Martin Heidegger y Soren Kierkegaard. También se deja inspirar por autores contemporáneos como Antonio Tello y Hugo Mujica, además de pensadores como David Le Breton y Carl Jung. Esta rica amalgama de influencias se refleja en la complejidad de sus versos.

Exploramos con Alejandro, el origen y significado del título «Sendero Abierto», una elección que resuena con la apertura y la búsqueda constante que caracteriza tanto a su vida como a su obra. También nos cuenta sobre cómo el entorno único y extremo de Ushuaia, ha influido en su proceso creativo, en los desafíos que enfrentó al escribir algunos de los poemas, y en los simbolismos y metáforas que ha utilizado para capturar la esencia de la naturaleza salvaje y la geografía inhóspita de su tierra.

«Sendero Abierto» es un título evocador. ¿Podrías compartir cómo surgió la idea de este título y qué significado tiene para ti?

«Sendero abierto» surge como alusión al camino. Es una especie de oda al camino, el cual considero, que es la vida. En nuestra sociedad actual estamos muy centrados en los destinos, lo útil, y muchas veces nos olvidamos de caminar lentamente y contemplar lo que nos rodea para así crecer con ello. Es ese camino, ese sendero, que siempre está abierto, que nos arroja a la aperturidad de la vida si la aceptamos en sus bellezas y angustias. «Sendero abierto» es una invitación, una entrega de mi parte, a caminar ese camino que nos aguarda.

Ushuaia, conocida como la ciudad más austral del mundo, es un lugar único y extremo. ¿De qué manera la atmósfera y el paisaje de esta región han influido en tu proceso creativo y en los temas que abordas en «Sendero Abierto»?

El paisaje y lo que me rodea en Ushuaia influye fuertemente. Desde la alusión que hago a sus árboles, hojas y atardeceres, hasta la manera lenta de ver lo que me rodea. Aquí las montañas nos abrazan, uno llega a Ushuaia y pronto ve cómo el cordón cordillerano nos envuelve. Digamos, sin entrar en el dialecto actual, que la energía del lugar es muy inmensa y profunda al mismo tiempo. Se respiran otros aires, se ven otros cielos, se siente otro aroma. No es para cualquiera al mismo tiempo. La isla entera te empuja a tu introspección. En todo el sendero que recorro en el poemario tengo presente está tierra de montañas oscuras y bosques de fuerte verdor. 

¿Hay algún poema o conjunto de poemas que demoraste más en finalizar? ¿Podrías contarnos la historia detrás de alguno de ellos?

El poemario en sí surge en dos semanas, pero tiene un año en su parte trasera. Ya tenía escritos varios poemas que muchas veces reescribí. A mi entender -y experiencia personal- para escribir un poemario te tiene que embargar un sentir. Cuando ese sentir te embarga, te toma, que uno lo espera con ansias, fluye todo. Pero, si ese sentir no te embarga se puede escribir durante mucho tiempo en vano. En dos semanas que estuve embargado por ese sentir escribí más de 100 poemas que luego, como todo proceso creativo se fueron purificando y seleccionando. Los que llevaron más trabajo fueron «Al poeta del poeta» (dedicado a Hölderlin) y «Hacia ningún lugar». El resto también costó trabajo, claro, pero fluyó con otra armonía. Luego, el proceso de corrección duró un año.

La naturaleza salvaje y la geografía inhóspita de Ushuaia pueden simbolizar muchas cosas en la poesía. ¿Qué simbolismos o metáforas has explorado en «Sendero Abierto» para reflejar tus impresiones de este lugar tan especial?

He recorrido todas las provincias de la Patagonia, y bajo mi impresión Tierra del Fuego, tanto del lado argentino como el chileno, tienen otro sentir. Los bosques puros de lengas prácticamente, su verdor es como en ningún otro lado. Sus montañas oscuras, sus cielos, sus ríos. Aquí todo el bosque es de alta montaña. Los árboles que en la isla están en todas partes solo aparecen en sitios de la Patagonia al subir la montaña a una altura considerable. Aquí no hay cipreses ni arrayanes, el clima es muy hostil para ellos. Los árboles de aquí, que tanto aprecio (lengas, coihues y ñires), aman este lugar tanto como yo lo amo. Por ello el símbolo del arraigo, la raíz, la semilla en el viento, y la luz entre las hojas toma aquí otro lugar. Todo el mundo debería recostarse bajo un bosque de lengas, un día soleado, y ver desde su sombra el hermoso color de las hojas cuando el sol las toca. También por eso menciono mucho al dios, o a los dioses a lo largo del poemario.

Finalmente, ¿Qué esperas que lleven consigo después de leer «Sendero Abierto»?

Siempre quise transmitir en mi poesía otro modo de ver, que es tan lejano en las ciudades. Ese modo de ver abierto a las cosas, a la tierra, que permite que los bosques, los campos y el horizonte, enseñen y hablen. Me gustaría que quien quiera ir al bosque, o a una plaza, pueda llevarlo como compañía en sus caminos. O que al leerlo en su casa pueda llevar su alma a la envoltura del bosque y lo abierto de la vida. Inspiración y armonía al recordar, más allá de nuestros problemas cotidianos, que hay belleza siempre alrededor para quien sabe ver con ojos de vulneración, con ojos de niñez.

Sendero Abierto

Bajo el humo de una vela
el fluir de un incienso, 
los colores del cielo
y el juego del éter.

Se abre el camino 
de quienes no tenemos propósito.*
Se muestra el azar
y vaga con el río.

Lares de Austro

Lares donde Austro se refugia
y los bosques son libres,
ajenos al hombre dócil.


Allí el dios transita la profundidad del océano, 
y la inmensidad de las montañas 
lo empujan hacia el fuego 
del último horizonte.

En su hogar 
un halo de belleza invade
al vagar en los bosques 
y encontrar lo onírico de ayer.

Me sumerjo en la meditación,
mi ser fluye sobre las hojas de las lengas.


Vos, señor de los vientos del sur
me llevás hacia lo increado 
donde apenas puedo percibir tu aroma. 

No importa si danzo en el éter,
o quedo flotando en el mar.

Como la hoja de lenga
confío: 
donde caiga 
germinaré.

Libro: Sendero Abierto
Autor: Alejandro Ogando
Año de publicación: 2024
Editorial: Ediciones del Camino

Cruz del Sur: Un tejido poético de Cecilia Vicuña

Por Guillermo Soriano

El compendio lírico y visionario, «Cruz del Sur. Antología» de Cecilia Vicuña, encapsula la esencia poética de una de las voces más originales y comprometidas de la literatura chilena y latinoamericana. Esta obra es una antología, no solo de poemas, sino de momentos, de respiraciones del universo capturadas en el delicado arte de esta poeta, artista y cineasta chilena, cuya voz se alza como un puente que une el pasado con el presente, el mito con el palpitar diario, la protesta con la esperanza.

Desde sus primeras páginas, «Cruz del Sur» se manifiesta como una celebración del universo, la naturaleza, y los vínculos inquebrantables que unen al ser humano con su entorno. La autora, Cecilia Vicuña, se establece no solo como poeta, sino también como una artista integral cuya obra trasciende la palabra escrita, abrazando la visualidad, la performance y la instalación. Esta antología es una cuidadosa selección de su trabajo a lo largo de los años, recogiendo piezas que reflejan su constante evolución y su incansable búsqueda de expresión.

Vegetación

Es imposible conocer con anterioridad el curso de los ríos
el cambio de las estaciones la forestación de una montaña
el alimento de un venado la fortaleza de una reina chichimeca
las fortunas de un pensador
donde quiera que vayas mi yo te ha de convertir en la estrella vaga
de un sol cuidado
no hay puertas sagradas
nadie encumbra miradas de dos filos

el olvido me abanica
a la vuelta de mii locura
la bicicleta como un animal
que me inicia en la poesía
un manto lúcido
piernas risueñas montañas y frutos
cómo deseo llevar a cabo una obra detestable
establecerme a mí misma en lo nunca establecido
convertirme en el humo en la hoja la flor y la semilla
convertirme en el aire en la nada
que digan de mí eres la no
eres pero nunca eres
¿mentirosa? ¿idólatra? ¿bandolera?
nada de esto simple como una llama pajarito de parque
flor silvestre nube cirro nam june paik no puede conmigo
un monstruo dentro de una botella un torrente en una cajita
sudamérica de trencitas y terciopelos
la que está en todas partes y en ninguna
la que nunca quisieron ver los que utilizaban un velo como bandera.

                                                                        marzo 1970

La Cruz del Sur, ese asterismo que ha guiado a los navegantes del hemisferio austral, sirve de metáfora para la navegación que Vicuña nos invita a emprender a través de su obra. Como puntos de luz que se conectan en la vastedad negra, cada poema es una estrella, cada palabra una latitud y longitud en el mapa celeste de su pensamiento. Y es que Vicuña es una cartógrafa de lo efímero, una que marca rutas en el viento y caminos en las olas, capturando en su escritura la esencia de lo que significa estar vivo y ser parte de un todo que es a la vez íntimo y expansivo.

Cada poema de «Cruz del Sur» es una travesía. Navegamos desde «Palabrarmas» donde las palabras son armas y abrazos, hasta «Precario/Precarious» que nos hace equilibrar en el filo de la existencia, conscientes de la fragilidad que compartimos con las formas más tenues de la naturaleza. La poesía de Vicuña es una danza, un movimiento constante que es espejo del constante devenir del mundo, de sus ciclos y sus estaciones, de sus nacimientos y sus declives.

Al abrir esta antología, el lector es invitado a ser parte de una ceremonia, una que celebra la interconexión de todas las cosas y honra la memoria de lo que ha sido perdido. «Cruz del Sur» es también un acto de memoria, un recordatorio de que la poesía no solo es belleza y técnica, sino también memoria y futuro, un acto de fe en el poder de las palabras para cambiar el mundo.

Al contemplar el trabajo de Vicuña en su conjunto, uno no puede sino sentirse pequeño frente a la magnitud de su visión, y a la vez, infinitamente grande, parte de la marea de la humanidad que ella abraza en su canto. En esta obra se ha tejido una galaxia en la palma de nuestras manos, una en la que cada poema es un mundo, cada verso una vida, cada palabra un latido en el corazón del universo.

En la noche del espíritu, cuando buscamos guía en la oscuridad, «Cruz del Sur» se alza como un faro, iluminando con su fulgor poético las aguas a menudo turbias de la existencia. Cecilia Vicuña nos ofrece su obra no solo como un libro, sino como una vela, una brújula, un astrolabio con el cual podemos navegar los mares internos y externos, siempre hacia la esperanza, siempre hacia la luz de la cruz del sur, nuestro sur, el corazón poético del mundo.

Año de publicación: 2020
Número de páginas: 288
Editorial: Lumen

Prólogo: Fui lo que he sido, libro póstumo de Miguel Vásquez

Miguel Vásquez Parada fue un hombre querido. Afable con los suyos, pero implacable ante las injusticias. De trato afectuoso en lo cotidiano, pero con una pluma capaz de allanar hasta lo más sagrado. A Miguel le gustaba vivir. Vivir experiencias para luego convertirlas en verso y prosa. En su maravillosa suntuosidad literaria, agrupó los poemas que durante años acumuló en su bloc de notas, editando su primer libro a comienzos del año 2021, “Desperdigados”. Un texto tan disperso como la mente del poeta que lo escribió. Aquel libro habitaba en un espacio prosaico que dibujaba emociones tan cotidianas como complejas. La figura paterna se presentaba como un elemento fundamental articulando distintos escenarios en la vida de Miguel, como un referente que en su ausencia se hacía cada vez más presente.

Con este, su segundo libro, las motivaciones del poeta cambiaron radicalmente. Antes de su pronta partida, Miguel dejó instrucciones para editar “Tránsito hospitalario”, una obra que aborda su experiencia como paciente diagnosticado con cáncer. Un texto difícil de leer para quienes tuvieron la oportunidad de conocerlo, más aún, para quienes recibimos su amor y cariño. Frases como “…no puedo atravesar el dolor de la enfermedad, las esperas mortificantes de una vida que parece con su calendario lacerante preparando su extinción…” (Al menos en esta vida) nos deja un nudo en la garganta difícil de asimilar. Pero el tránsito hospitalario de Miguel también nos regala una radiografía de lo que es habitar un hospital público en Santiago de Chile. Desde conversaciones con otros pacientes hasta el sonido de las camillas recorriendo las cerámicas, en esta obra tenemos la oportunidad de acercarnos en primera persona, a conocer la condición humana de un hombre sensible circulando en la adversidad.

Y es esa sensibilidad la que desencadenaba en Miguel una pulsión de querer transcribir sus emociones. En virtud de aquello, me tomé la licencia de ampliar este libro rescatando numerosos poemas y textos que Miguel publicó en sus redes sociales, y otros que permanecían inéditos en su notebook y en su celular. De esta manera, “Tránsito hospitalario” se convierte sólo en el primer capítulo de este extenso trabajo que recoge versos tan disimiles que hubo que hacer un trabajo de edición que ordenara sus poemas, escritos y reflexiones.

Al segundo capítulo lo llamé “La familia y amigos”. Una temática habitual en la pluma de Miguel en la que su padre vuelve a estar presente, pero acompañado con historias de familiares y amigos, incluyendo a sus mascotas que también eran una parte importante de su vida. El tercer capítulo lleva por nombre “El crítico”. Acaso el perfil más conocido en sus redes sociales, en las que esculpía su mordaz crítica al sistema, denunciando injusticias y atropellos, haciéndose parte de causas y ubicándose de manera clara en un bando; “…la memoria viva es lo que permite damas y señores que no vuelvan a pasar las atrocidades cometidas contra mujeres, hombres y contra sus hijos durante la nefasta Dictadura y nunca jamás Dictablanda, como decía la miserable escoria plagada en su triste uniforme de auto proclamadas y vanas glorias…” (Será necesario).

El cuarto capítulo evoca una de las grandes pasiones de Miguel, el “Fútbol”. Con una mezcla de crítica social, los poemas que albergan este capítulo cargan un marcado componente de nostalgia. “De pronto vienen a mi mente tantos partidos pasados. Distintas épocas sociales, distintos equipos, distintos procesos personales. Hoy mientras lavaba unas frutillas, en el patio recordé esas ma- ñanas en Japón. Cuando Neira, Tapia y Rozental me hicieron creer que seríamos campeones del mundo…” (Mañanas en Japón). Además de jugar muy bien a la pelota, cuando se trataba de fútbol, Miguel no sólo era un hincha, sino más bien, era un poeta romántico que conectaba con un deporte en el que el recuerdo de su padre también se hacía presente.

El quinto capítulo es una excentricidad. Corría el año 2011 y la efervescencia social por el movimiento estudiantil me motivó a levantar mi primera revista digital. La idea era abordar temáticas políticas, sociales y culturales. En este contexto, invité a Miguel a escribir columnas de opinión de carácter político, dándole algunas instrucciones acerca de la extensión y contenido. “Un trabajo serio” diría mi yo de ese entonces. Miguel acepta, pero con una condición, que sus columnas vayan con la firma de “Rolo Medina”. ¿Por qué ese nombre? –Le pregunto. A modo de sátira, me cuenta, que el seudónimo lo sacó de un personaje de Sandro en la película, “El deseo de vivir” (1973), en la que interpreta a un

atractivo joven y adinerado deportista que, pese a llevar una vida llena de lujos, placeres y bellas mujeres, siente que su vida no tiene sentido. Me causa gracia el seudónimo y le doy luz verde para que comience a escribir. Acto seguido, Miguel no respeta ni la extensión ni las temáticas que le planteo. Escribe unos relatos en los que mezcla la opinión, la crónica y la novela. Una cosa rara pero que se hacía muy entretenido de leer. Finalmente dejo que escriba lo que quiera. Y en las siguientes revistas que lancé, Rolo Medina se hizo presente con comentarios de películas y cuentos que dejé con sus respectivas fechas de publicación, en este capítulo especial del libro.

El sexto y último capítulo y también, título del libro, lo llamé “Fui lo que he sido”, en base al poema homónimo el cual destaca por su brillante cadencia y lacónica mirada de un hombre que intenta encontrarse en un escenario que le es ajeno. Un auto retrato que recuerda la visión crítica de Enrique Lihn y su constante desarraigo con los tiempos que vivió, así como con el compromiso estético de Roberto Bolaño, “…entonces salté la jabalina de la sucia avenida / y recordé la mortandad de los escritores admirados / ninguno sobrevivió a su tiempo, ni a la hoguera de los años / Fui lo que he sido, y no me arrepiento / pude ser más, pero así fue mi cuento” (Fui lo que he sido). Este capítulo es el más extenso del libro. El más íntimo. La puerta hacia el alma de Miguel, que nos invita a seguir conociéndolo a través de estos versos.

Este trabajo es un homenaje póstumo a quien fuera hijo, hermano, amigo, amante, pero por sobre todo, poeta. Nos regalaste un pedazo de ti en cada palabra que escribiste. En cada historia que narraste. En cada broma que hiciste. En cada abrazo que entregaste. Es imposible entender por qué pasan las cosas. La rabia y la pena se entrelazan en un espiral de tristeza. Pero citando el poema “Dejar partir”, hay ciertas cosas que no dependen de nadie. Hoy nos queda el bonito recuerdo de tu presencia y de estos versos, para volver a escuchar tu voz.

Un honor haberte conocido, querido Miguel.

Guillermo Soriano Urrutia
1 de julio del 2023

Año de publicación: 2023
Número de páginas: 201

Desperdigados, el debut del poeta Miguel Vásquez

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Por Guillermo Soriano.

A principios de marzo, mientras en Chile veíamos el discurso condescendiente del ministro de salud advirtiendo el incremento impetuoso de contagios por covid, el poeta santiaguino Miguel Vásquez Parada (1985) nos regalaba el primer poemario de su autoría titulado “Desperdigados”.

Desperdigados evoca honestidad. Esa honestidad que duele, que nos atemoriza. El amor no correspondido como arma de sobrevivencia en un país violento. En cada verso se desprende un aliento nostálgico de un recuerdo inconcluso, que dibuja un final en la mente del lector, del cual proyectamos nuestros propios anhelos. ¡Qué fue de mis sueños! / Los he dejado en mi almohada, / lacerando mis mañanas / Han calado el tejido de la noche. A veces / me persiguen mientras camino, mientras / atravieso el umbral de tantos años / dilapidados (En el reflejo del vagón).

Habitamos un espacio prosaico en un texto tan cotidiano como complejo. La figura paterna se presenta como un elemento fundamental que articula distintos escenarios en la vida del poeta. Desde partidos de fútbol, hasta el cuidado de un bigote, las conversaciones y diálogos que traen al padre nos hablan de un referente que en su ausencia se hace cada vez más presente. Las pérdidas involuntarias, vuelven cada vez con más fuerza a través de un recuerdo, de una palabra, de un poema. Ojalá pudiera recordar tus bromas cuando las decías porque no podías ponerte serio (3 años).

En cada página de este libro Miguel Vásquez Parada nos entrega las claves para poder sobrevivir. Para soportar la adversidad, el desamor y la injusticia. Porque para todo aquello solo necesitamos recordar. La memoria individual, se transforma en un ejercicio colectivo con el que nos vinculamos y hacemos sentido. Las vicisitudes de la vida no callarán esa voz que nos impulsa a seguir soñando y, de volver a sentir esa sensación de que nada malo puede ocurrir (Pijama de polar).  

SANGRE

Sangre que parece inflamarse, torrente

espectáculo de los días

Sangre que es un volcán, despotricando

las ruinas de una ciudad atormentada

Sangre que se esparce, contrae y explota

Sangre que tu recuerdo estimula hasta el

hastío, cálido o muy frío

Sangre que la lluvia no detiene, sangre

que mana en el caótico desperdicio de

tus rechazos

Sangre que el silencio dispara, la soledad

más grande de todos los tiempos

Sangre que no conoce de balas, ni de las

burlas de tus ojos

Sangre que desarma el reino de los

cementerios plateados

Sangre que los hospitales jamás tuvieron

ni menos olieron

Sangre que suda, llora y pelea

Sangre que busca su ocaso, su nebulosa

osadía de verterse por el cuerpo

Sangre que me asfixias, mancillando la

voluntad y el orgullo

Sangre que te evaporas por los rincones

más oscuros del invierno

Sangre que te evaporas por los rincones

más oscuros del invierno

Sangre que es tuya, de mis manos y

sueños

Sangre que tus celestinos caprichosos

calentó mis mañanas

Sangre que te queda secas, ya sin mí, ya

sin ti, ya sin nada.

Desperdigados (Livroz Editorial, 2021)

[poema] Cumpleaños de la poeta Dolores Castro Varela

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El 12 de abril de 1923, nace la gran poeta, narradora, ensayista y crítica literaria mexicana. Autora de decenas de textos, ha sido profesora de literatura en la Universidad Autónoma de México la Universidad Iberoamericana, y en las escuelas de Bellas Artes de Veracruz, Cuernavaca, Estado de México, la Escuela de Escritores de la SOGEM y la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, entre otras instituciones.

Su poemario ¿Qué es lo vivido? Obtuvo el Premio Nacional de Poesía de Mazatlán en 1980. Ganó el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Literatura y Lingüística, 2014. En 2008, el INBA le rindió un homenaje por sus 85 años de vida. En 2014, el INBA le rindió homenaje con la presentación editorial Dolores Castro, 90 años: palabra y tiempo.

Durante décadas ha sido maestra de muchas generaciones de poetas y un referente absoluto para la poesía latinoamericana.

Hoy la recordamos con versos de Cantares de Vela (1960).

SEQUÍA

En espera, tendida como yerba

que apresura su flor en la sequía,

oigo el viento quebrado,

el espiral, la seña.

Quiero decir ahora,

que yo amo la vida:

que si me voy sin flor,

que si no he dado fruto en la sequía,

no es por falta de amor.

Quiero decir que he amado

los días de sol, las noches,

los árboles, el viento, la llovizna.

María Isabel Lara Millapán obtiene premio a la excelencia docente

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El 9 de abril, la destacada poeta, académica e investigadora mapuche, María Isabel Lara Millapán, fue galardonada con el Premio de Reconocimiento a la Excelencia Académica (versión 2020) por parte de la Pontificia Universidad Católica de Chile. En la jornada se premió a 25 destacados y destacadas docentes de dicha casa de estudios superiores, reconociendo a la poeta por su valiosa trayectoria como docente, investigadora y escritora bilingüe.

En la entrega de este reconocimiento, María Isabel manifestó su «gratitud, especialmente para mis estudiantes, al sentir que acogen y aprecian los saberes que se entregan para un saber mayor. Rume mañumkülen, estoy muy agradecida y dedico este reconocimiento a los dos mundos por los que me toca transitar: a la academia que me ha aportado los códigos de una manera de comprender y a mi cultura de pertenencia donde día a día reafirmo mi identidad, con su idioma y su historia», según se cita en la web del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural.

María Isabel Lara Millapán es poeta, académica en el Campus Villarrica de la Universidad Católica e investigadora del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas. Doctora en Didáctica de la Lengua y Literatura de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Publicaciones

  • Puliwen ñi pewma. Sueños de un amanecer (Pontificia Universidad Católica, Chile, 2002)
  • Ale. Luz de la luna (Pontificia Universidad Católica, Chile, 2012)
  • Aukiñko (Chile, 2014) disco de poesía Kimün. Aprendiendo mapudungun a través de poesías y relatos (Pontificia Universidad Católica, Chile, 2014)
  • Trekan Antü. Poesía mapuche. Chile, 2018
  • Co autora del libro “Zomo Newen”. Relatos de vida de mujeres mapuche en su lucha por los derechos indígenas. (Lom Ediciones, Chile, 2017)
  • Sus poemas han sido incluidos en las antologías Epu Mari ulkantufe ta fachantu/20 poetas mapuche contemporáneos (Lom, Chile, 2003); Hilando en la memoria (Editorial Cuarto Propio, 2006); La memoria iluminada: poesía mapuche contemporánea (Ediciones Maremoto, España, 2007); Rayengey ta dungun. Pichikeche ñi mapuche kumwirin. La palabra es flor, poesía mapuche para niños (Mineduc, Chile, 2011), entre otros.

Niños ejecutados en dictadura

Poco se habla de los niños ejecutados en dictadura. La periodista y escritora, María José Ferrada, publicó el 2013 un texto con 34 poemas inspirados en niños asesinados durante el gobierno militar. Las familias aún reclaman justicia.

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