Gabriel Fonseca

Algo huele mal: Visón Venganza, de Dana Lima

Por Gabriel Fonseca

Un libro de poesía siempre es una apuesta. A menudo a la identidad, al cuerpo, o al territorio, que son más o menos diferentes formas del habitar humano. En ocasiones un libro se puede alejar de ese ojo antropocéntrico, y de esos espacios que visitamos con mayor comodidad y frecuencia por la natural afinidad que compartimos con ellos: la especie.

En este panorama Dana Lima pone sobre la mesa un poemario inusual: Visón venganza (2023), publicado por la editorial independiente Imaginistas. Se trata de una escritura animal, escritura que la crítica Isabel Balza entiende como aquella que reflexiona y cuestiona nuestros vínculos con otros animales no humanos. Porque allí donde el animal, desde su pasividad, no articula palabra, es la poeta quien hace una especie de simbiosis lírica, traduciendo el signo animal. John Keats lo anticipaba en un poema, preguntándose acerca del rol del poeta: “Es aquel que ante un pájaro / águila o reyezuelo, haya su camino / a todos sus instintos.”

Visón venganza es el contrapunto a un suceso de dimensiones holocáusticas: el sacrificio de más de 17 millones de visones por el gobierno de Dinamarca en 2021.

“Cuántas veces has podido comprobar a qué huele Dinamarca?” nos interroga el texto, aludiendo a ese común escenario en que algo no anda bien; hay mala espina pero todo queda en el entredicho, el mismo verso hace eco del famoso “Something is rotten in the state of Denmark”, del Hamlet de Shakespeare, en donde el fantasma del padre no descansa por una falta de justicia. La venganza, entonces, se asoma indefectible. Pero si en Hamlet es el hijo quien venga al padre, ¿Quién vengará a los visones que no han dejado si quiera descendencia? En ese sentido Dana ve el uso de la palabra como un hacerse cargo.

“Viene de noche / emerge de la tierra // llovizna mortal / la garra filosa / saliendo de la tumba / las estrellas son testigo / de este suceso”. Para los griegos los dioses (las estrellas) son los agentes de justicia ante los crímenes humanos, en particular las Furias (hijas de la Noche) cuando se trata del asesinato: desde ese lugar lo que emerge es una culpa delirante.

Si lo vemos como ficción, los visones regresan como zombis clamando venganza, sus cuerpos hinchándose sobre la tierra protestan, innegables a la vista, y su monstruosidad son solo el reflejo de la monstruosidad humana. Porque la escritura animal, cuando es precisa, logra conectar ambas subjetividades y hacer un puente entre las especies: es el reconocimiento de su animalidad por parte del humano.

¿Cómo es posible que a estas alturas aún puedan cometerse atrocidades de magnitudes solo comparables al genocidio? Aimé Césaire, en su Discurso sobre el colonialismo, lo ponía en duras palabras al decir que, al parecer, en el corazón de todo europeo, vivía un pequeño Hitler. Es terrorífico pensar que la barbarie sigue propagándose silenciosamente como un virus congénito por las venas de Europa; pero tampoco es que alguna vez le hayamos hecho asco a la sangre: “cazar un visón es como cazar / a tu enemigo en la antigua Roma”. La civilización es la barbarie.

Dana sitúa el lector desde un panóptico: vemos, desde la distancia, al humano desesperado, insensible e imprudente; al animal, muerto y no-muerto; y de pronto nos vemos a nosotros mismos también, interpelados por el texto: “¿Y si solo estoy mirando? / ¿Cuánto cuesta mirar la confección de un abrigo de visón? / ¿Cuántos visones se necesitan para igualar la extensión de la muralla china?”. El testigo como cómplice, el consumidor desmesurado, y el absurdo de la producción industrializada, al sometimiento de animales y al uso y desuso del medio ambiente. Se trata aquí de un horror no solo carnalizado, si no extendido al territorio, al ambiente y a las estructuras de la vida diaria.

Por tanto, no estamos ante una mera reflexión animalista en Visón venganza, sino de una desarticulación del hacer humano en relación con su entorno, animal y natural, léase antiespecismo, léase ecofeminismo, léase postcolonialismo, el texto soporta todas esas lecturas y no se agota. Pero la verdad, un poemario como este incomoda. Te mira desde cerca y recorre certero como un bisturí quirúrgico. Se sale del libro como se sale de una faena: podemos retomar nuestra cotidianidad, pero el mal olor nos instigará a pensar en cómo nos vinculamos con esos otros, y cómo siguen habitando nuestro hogar, nuestro ojo, y nuestro cuerpo.

«visón
animal que se basta a sí mismo
pero a cuya existencia
se le asigna un uso
ahora tu abrigo elegante
y tu jopo bien peinado
es solo un sueño burgués
de nightclubs y champaña
tu abrigo ha regresado de la tumba
Y va a perseguirte hasta el final de los días”.

  • Editorial: Imaginistas
  • Año de publicación: 2023
  • Número de páginas: 32