El Sistema del Tacto

El Sistema del Tacto, de Alejandra Costamagna

Por Guillermo Soriano

«El Sistema del Tacto» de la escritora chilena, Alejandra Costamagna Crivelli (1970), es una novela que se centra en la intimidad de las conexiones humanas y la sensorialidad de las experiencias.

La novela nos presenta a Ania, una mujer que se ve inmersa en un viaje tanto físico como emocional tras la muerte de su tío Agustín, con quien mantenía una relación de profundo cariño y complicidad. A través de cartas y encuentros, se despliega ante el lector una red de relaciones y afectos que construyen un relato introspectivo sobre la familia, la memoria y la soledad.

La autora posee una habilidad singular para capturar la sutileza de las emociones humanas y la riqueza de los lazos familiares. Su prosa es elegante y precisa, cargada de un lirismo que no sacrifica la claridad, lo que permite a la narrativa fluir con naturalidad. El viaje de Ania es también un viaje para el lector, que se sumerge en la complejidad de las dinámicas familiares y los secretos que a menudo las anidan.

Costamagna explora con gran destreza la temática del duelo y cómo la ausencia de un ser querido puede llevar a un replanteamiento de la propia identidad y del lugar que ocupamos en el mundo. La manera en que la autora maneja el tiempo narrativo es también digna de elogio, intercalando los recuerdos y las cartas de Agustín con la experiencia presente de Ania, lo que enriquece la textura de la narración y da cuerpo a la historia de una manera que es tanto conmovedora como evocadora.

«El sistema del tacto» brilla especialmente en su capacidad para invocar los sentidos. Se utilizan descripciones sensoriales que no solo pintan el entorno, sino que también funcionan como vehículo para el desarrollo emocional de los personajes. Hay una atención al detalle que da vida al mundo de Ania y Agustín, haciendo que los paisajes sean casi tangibles y que las experiencias narradas resuenen con una autenticidad palpable.

No obstante, pese a estas fortalezas, hay elementos que pueden no resonar igualmente en todos los lectores. La misma introspección y lentitud con la que se desarrolla la narrativa pueden percibirse como un detrimento del impulso narrativo. Hay momentos en que la historia parece estancarse, lo que puede generar una sensación de inercia que desafía la paciencia del lector, sobre todo para aquellos acostumbrados a una narrativa más ágil y orientada a la acción.

Por otra parte, aunque la construcción de los personajes principales es rica y compleja, algunos personajes secundarios parecen desdibujados o subutilizados dentro de la narrativa. Esto puede dejar ciertas subtramas sintiéndose no del todo exploradas, lo que a veces puede llevar a cuestionar su relevancia dentro del arco general de la historia. La estructura del libro, basada en un collage de textos que incluye cartas y fragmentos de diarios, si bien es innovadora y refrescante, puede también ser desconcertante. Este enfoque fragmentario puede desorientar al lector en su intento de ensamblar una imagen cohesiva del arco narrativo y del desarrollo emocional de los personajes.

La ambigüedad es otra característica que, aunque puede ser atractiva para lectores que disfrutan de la literatura que desafía, también puede dejar un sabor de boca de inconclusión. Costamagna, deliberadamente, deja espacios abiertos y preguntas sin respuesta, lo que puede ser visto tanto como una virtud que invita a la reflexión, como una frustración para aquellos que buscan resoluciones más definidas. La novela se sumerge en la profundidad de las experiencias humanas, en las que el tacto, tanto físico como emocional, sirve como metáfora de las conexiones y desconexiones que vivimos. Costamagna ofrece un relato que es tanto poético como perturbador, un espejo de la fragilidad y la complejidad de nuestras vidas.

La novela de Alejandra Costamagna es, en esencia, una invitación a contemplar la vida desde una perspectiva más reflexiva y sensorial. A través del lente de Ania y la voz de Agustín, se nos invita a considerar las huellas que dejamos en la vida de otros y las que otros dejan en nosotros. A pesar de ciertos aspectos que podrían considerarse falencias desde una óptica más tradicional de narrativa, la obra tiene el potencial de resonar profundamente con aquellos lectores dispuestos a sumergirse en su ritmo meditativo y su exploración de la textura emocional de la existencia humana.

Año de publicación: 2018
Número de páginas: 182
Editorial: Anagrama