Uno se va y otro comienza
Una semana de finalización, casi de transición en donde las expectativas y los deseos se respiran en cualquier lugar. Muchos apurados por alcanzar metas o terminar tareas, otros inmersos en planes y objetivos para la nueva oportunidad que viene. Capítulos que ya se contaron y realizaron, pasan a analizarse, ponerse en la balanza y ver la contribución que hicieron a nuestro crecimiento. Un 2012 que se va y un 2013 que trae nuevas oportunidades.
Son los últimos días para correr. Entre tickets de cambio de regalos navideños, los esfuerzos por lograr las metas laborales o la inconclusa decisión de qué hacer para año nuevo; todos nos vimos inmersos en diversas decisiones en el término del año recién pasado. Tantas cosas que pueden invadirnos en nuestro futuro próximo, hace que esta semana sea aún más corta. Las mismas vacaciones y planificaciones, son lo que primero muchos piensan en realizar, dado que al encontrarnos en el hemisferio sur, el verano y las vacaciones son siempre el comienzo de un nuevo año. Es como si estuviésemos esperando que se acabara el año lo antes posible.
Luego de la Navidad y del año nuevo, queda pensar qué nos depararán las tan ansiadas vacaciones. Son tan ansiadas que se van rápido. Y da para pensar si utilizar todos los días, ya que de ser así, no quedará más que agachar el moño y esclavizarse por el trabajo. Incluso tantas planificaciones; qué el lugar, desde cuándo hasta cuándo, cómo nos vamos, quiénes van, etc., genera quizás el primer estrés del año. Si hay algo que nos enseña el transcurso de los años mediante los pensamientos, actos y decisiones, es a adoptar con sabiduría las situaciones. En un mundo donde todo es para ayer, donde caminar dio paso a correr; la mesura y la paz se agradecen.
Quizás es lo que más nos falta o lo que debemos desear para este nuevo año, dado que estuvimos tan expectantes el 2012 por profecías, terremotos o cataclismos, que luego de esta tormenta de sucesos inexistentes, lo mejor es velar por la calma. Incluso ronda el sentimiento de que estuviéramos post suceso, pendientes de que si se demoró lo que iba a pasar o nunca pasará, y aunque no pasó nada de lo que tanto avisaban, debemos analizar y pensar las cosas en pro del futuro. Es ahora cuando debemos comenzar, casi como si fuera partir de cero. Habrá oportunidades, y muchas este 2013, cada día podrá ser un desafío energético de cómo hacer mejor las cosas, cómo obtener lo que se desea o cómo contribuir en nuestra meta de ser felices.
Para estos primeros días del 2013, creo que el tiempo del RE nos podrá abordar, analizar e idear qué sucedió, qué sucede y qué queremos que suceda en todas las temáticas, situaciones y sucesos en los que nos veamos involucrados; re-pensar, re-inventarse, re-crear, re-abrir, re-pensar, re-accionar. Son tantos que sólo hay que re-buscar para concretar lo que se desee. Dale una vuelta a las cosas, cambia de paradigma para pensar o analizar, abre los ojos, disfruta momentos que no has considerado. Es el tiempo de re hacer las cosas. Que el 2013 sea un gran año; deséalo y así será.