Ch.ACO

Donde las Papas Fritas queman

Por Cristian van Kerkhoff.

Ch.ACO 2012 en Estación Mapocho, el mundo del arte en su esplendor. Periodistas, funcionarios públicos, entendidos, famosos, amigos y expositores… la elite. Un pre-estreno de gran asistencia, en donde el chileno común poco se vio. Arte contemporáneo, desde reciclaje, chicles y materiales variados, hasta cortometrajes, secuencias o intervenciones. Ojos críticos, no tanto. Realidades y percepciones para todo gusto.

Costaba fijarse o tomarse el tiempo para entender cada exposición de la muestra de arte contemporáneo. Parecía más bien que las personas estuvieran deambulando por un lugar para encontrase con alguien en especial. De entrada, alrededor de las 20:45, me topé con Cruz Coke y su asistente, quizás coordinando o ya cumpliendo con haber ido y ordenando la agenda del día siguiente.

En el transcurso de la feria, la alta concurrencia generaba un sentimiento de que se terminaba mirando más a las personas que observando y analizando el contenido visual que había. Al ir observando las diversas acepciones de arte que manifestaba cada artista, me invadían ciertas inquietudes. Por ejemplo, qué es lo que a cada uno le hace sentido en el arte, pensado en los niveles de entendimiento del público asistente, o qué sentido o desde dónde tenía que mirar una obra para entenderla.

Dentro de lo más llamativo y polémico fue lo de Francisco «Papas Fritas”, quien nos presentaba su arte mediante un mensaje haciendo referencia a una “Bulimia mental”, saliendo de lo tradicional del mundo del arte. Entregando analogías directas, logró hacer concurrido su espacio, en el cual también se le veía moviéndose, conversando y haciendo lobby. Conversábamos con un amigo que me acompañó, y ambos generábamos una primera impresión de irreverencia y contingencia en su arte, con un discurso creativo y en donde las analogías priman en un arte contemporáneo atingente a la realidad.

Su arte incidía en distintos y variados ámbitos de la realidad, lo que hacia detenerse y percibir más en detalle la obra. Rotaba entre visiones humorísticas (pico pal que Lee con el homónimo maestro de artes marciales), críticas sociales y políticas (Pinochet como nana de la Dama de Hierro y la Reina Isabel) o marcas, películas y contenido pop. Papas Fritas, rompía con el elitismo de trajes formales o vestimenta de gala, usaba colores vivos y anteojos oscuros, lo que hacía que no pasase desapercibido, siendo consecuente con la muestra visual. Se nota que no se deja influenciar por la opinión que su gremio posee de él, ya que su mismo arte no se elabora bajo lo que establece la academia, entregándonos un perfil de autodidacta, constancia en la innovación y desarrollo creativo.

En que el contenido que entrega al público, no deja indiferente a nadie, generando feedback instantáneo ya sea como reproche o apoyo. Por muy polémica que hayan sido sus obras o su historial, habla más su contenido que la las inquietudes o críticas que generen cada muestra, intervención u obra; donde la conciencia social, realidad directa y sin censura, son las principales dimensiones en que interviene. Esto se logra ya que Papas actúa desde su ojo crítico y haciéndole caso a su pensamiento aunque a algunos no les parezca. Su forma de actuar le ha llevado a posicionarse y hacerse un nombre, exponiendo incluso en el Museo Nacional de Bellas Artes (con su Isla de Papas Fritas y su subasta de Milan Ivelic) o cruzando la cordillera y marchando a China.

Creo que su percepción de la realidad debe ser entendida y respetada bajo el criterio de que percibe el arte como una construcción que hace cada uno con su vida, el cual manifiesta mediante mensajes subliminales, comunicados que dicen ir más allá de los límites establecidos, los cánones sociales o lo correctamente consensuado. Los invito a googlearlo, leer e informarse, ya que por lo menos logrará una risa o un gesto, dejando en cada uno si es que las realidades, percepciones y analogías les hacen más de algún sentido o entendimiento.