Matar en el nombre de Dios

Por Alejandro Aguirre.

El título no era el que quería usar. Lo cambié netamente por que llama más la atención, pero de verdad sería este: “Del año que le pidan”. Aquella antigua frase usada por mi abuela y que el día de hoy me hace mucho más sentido cuando observo el comportamiento de algunos imbéciles que usan sotana para justificar lo injustificable.

Porque ya no les basta con robarle el 1% a la gente ignorante que piensa que si dona dinero se está más cerca de Dios. Tampoco les basta con criticar a todo aquel que piense diferente a ellos, y porque tampoco les basta con abusar de menores, excusándose en la religión. En estos últimos días saltó nuevamente a la palestra un tipo que ya tiene historial de frases célebres, que ahora aumenta su currículum de estupideces que hacen que uno se pregunte “y después ¿qué vendrá?”.

El mismísimo obispo de Punta Arenas, Bernardo Bastres, quien viste riguroso negro, no sólo dijo en el 2008 (cito textual) “los perros tienen más derechos que las personas”, al contrastar lo que ocurría con la píldora del día después y los perros abandonados. El mismo que también dijo hace poco menos de un mes que quienes creyeran en el fin del mundo “podían dejar todos sus bienes a la Iglesia”. Y ahora, nos sigue otorgando argumentos para aborrecerlo diciendo e incentivando la muerte de animales al decir “Yo no estoy por matar al perro por matar perros, porque eso sería una cosa de barbarie. Pero no puede ser que en este momento tengamos una invasión de perros y tengan más derechos que nosotros”. Definitivamente, del año que le pidan.

Cómo es posible que quien se supone debe guiar de manera espiritual a las personas diga y piense, “actué e incite a la muerte”. Me parece un acto repugnante, más aún cuando viene de quién se “supone” es una persona intachable. ¿Acaso Dios dijo que hay que matar a los animales que según él “sobran”? El problema del abandono animal es única y exclusiva responsabilidad de la sociedad egoísta, egocéntrica, individualista y consumista que hemos hecho. Sociedad que hoy prefiere comprar perros carísimos, en vez de adoptar. Muchos de los perros asesinados estaban sanos, llenos de amor hacia hombres que muchas veces les golpearon pero que aun así continuaron siendo leales.

Perros que agradecen una caricia batiendo felizmente su cola. Perritos que la han pasado mal pero que están dispuesto a hacer feliz a la más desolada de las almas, acompañando, amando y dando calor a quien quiera, tan solo por una caricia. Perros de los que tenemos mucho que aprender. Una verdadera iglesia lo que haría sería fomentar el amor a la vida en cualquiera de sus formas, y asumiría un rol protagónico en la resolución de problemas. En este caso, este señor debería invertir lo que reúne en sus cínicas misas en un plan para poder vacunar, y esterilizar a los perritos.

Ayudarlos a encontrar un hogar y sólo, pero sólo en el caso de que el perrito se encuentre moribundo, sin ninguna posibilidad de sobrevida, utilizar la eutanasia. Porque claramente este obispo, no tiene clara la diferencia entre la eutanasia y la matanza. Seguramente en su limitado cerebro debe pensar que una solución efectiva es la eliminación de los perritos, es más fácil matarlos que hacerse responsable o tomar un rol activo en la solución. Me duele pensar que aún hoy, en el siglo XXI, existan personas que se dicen elevadas y que ni siquiera se dan el trabajo de pensar.

Que al representar a una doctrina, sienten que son la verdad absoluta. Pero lo que más me duele, es que a pesar de todo lo ocurrido existan personas que aún sigan confiando en tipos de esta calaña y más aún le rindan pleitesía. Me alegra que mucha gente haya hecho una funa y hayan entrado a la iglesia y la verdad tampoco lamento los destrozos. Destrozos que pagarán los mismos que asisten a golpearse el pecho tres veces. Finalmente, me gustaría saber si este obispo, y siguiendo su misma línea de pensamiento basada en lo que dice la biblia estaría de acuerdo en matar a todos los curas pedófilos que existen en su iglesia.

Al final del día, siempre los pedófilos terminan teniendo más derechos que los inocentes. No me sorprendería que el día de mañana nos ilumine con otra frase similar a las anteriores, ya que la iglesia de verdad tiene, del año que le pidan. Total su fundamento siempre será: “En el nombre de Dios”.

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